13 abr 2012
Espere tanto,
hasta hoy,
para vivir
con plenitud
el significado de la vida.
Tuve que atravesar
grandes abismos,
destronar errores,
perdonar
lo que ha dañado.
He desterrado
al corazón
al mas oscuro
de los rincones,
para que el dolor
no vuelva a herirlo.
Lo he dejado
solitario,
casi en el olvido.
Espere tanto.
Hasta que la luz
abrió la puerta
de mi sentir,
mi mente
se lleno de fantasías,
imaginando
placeres antes
ocultos en lo imposible.
Hoy
me dejo sorprender
y le sonrío
al destino.
Mi rostro
despojado
de expresiones,
incapaz de reconocer
mi realidad,
ante la reflexión
de mi alma,
cual de todas,
perdida...
Mi rostro
en busca
de su imagen
dibujada
por el alma.
Mis pies arrastran
huellas profundas
y mis manos
cargadas de encanto
por el horizonte
que me dibuja el universo.
El espacio
se torna amplio
y los sentimientos
rompen sus ataduras
con el pasado
y corren
a disfrutar del momento.
Mis brazos se abren
a la esperanza,
la alegría se asoma
el amor aun con timidez
se afana por crecer.
Hoy le doy
eternas gracias
a la vida,
por todo
lo vivido,
padecido,
hasta perdono
la máxima prueba
de haber perdido
y no comprender
el motivo.
Espere tanto
ver mi reflejo
nítido ante el espejo,
mi presencia
me demuestra
que nada es mas fuerte
que mi propia naturaleza
de ser quien soy,
delante del mundo. —
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